De la Sainte Chapelle al Panthéon

    Nuestro primer día en París comenzó muy temprano: a las siete y media todo el mundo estaba ya desayunando: los croissants del albergue son una de las mejores sorpresas del viaje
Cogimos tantas energías que así hablaban nuestros viajeros de lo que íbamos a hacer:

   Jean, nuestro guía, nos recogió a las ocho y media para acompañarnos en el recorrido hasta la Île de la Cité. Con él, conocimos los Jardins de Luxembourg:

   Disfrutamos de la iglesia de Saint-Sulpice, el Boulevard de Saint-Michel y paseamos por las estrechas calles de una de las zonas más antiguas de la Ciudad de la Luz.

   Nos despedimos de Jean para adentrarnos en la Sainte-Chapelle, una joya gótica del S. XIII que el rey Louis IX encargó para albergar las Santas Reliquias. Los maravillosos colores de sus vidrieras provocaron la admiración de nuestros alumnos:

  
 Después, pausa para comer y reponer fuerzas y poder subir los 422 escalones de las Torres de Notre Dame. Desde lo más alto de la catedral, disfrutamos de una vista panorámica de 360 grados sobre la ciudad y el Sena.

Lucía un sol espléndido (ya es primavera en París), que nos permitió tomar imágenes como éstas:

El Panteón fue la última visita del día: Francia sabe cómo homenajear a sus héroes, escritores y artistas.